CARMEN. Ópera. Ambientación escenográfica y Dirección Escénica





CARMEN
La conquista de la propia LIBERTAD

La libertad. La libertad de ser. La libertad interior y la libertad exterior. El hacer, el tener y el ser.
Don José exiliado de su tierra y lejos de sus seres amados, atado al pasado, perseguido por los sentimientos y la culpa. 


Carmen le brinda la posibilidad de ser, abre ante él un universo que lo desborda… cegado por la ilusión de  libertad será arrastrado hacia su propia destrucción. La violencia que Don José ejerce sobre Carmen es su propia lucha interior que ira tiñendo todas las relaciones con su entorno.


Carmen atada a su propia libertad, orgullosa de su propia idea de libertad y a través del poder que ello le brinda, sabrá cómo manipular  a los hombres y actuará en consecuencia en beneficio propio y el de su grupo de pertenencia. La indiferencia de José la provoca, la desafía y entonces accionará sobre los demás. El destino juega con nosotros cuando nos creemos dueños de la verdad: ¨ ...Piensa al torear que un ojo negro te mira y que el amor te espera…¨

Transitamos la libertad desde  la idea  de hago lo que quiero y no me importa nada ni nadie, desde la impunidad, desafiando a la autoridad y  transgrediendo las reglas impuestas. El cuerpo se manifiesta libre y expresivo a través de la danza y el canto en la taberna hasta el desborde que  impulsa a la vida errante.
Carmen ejerce  la libertad aún a  pesar de sus propios pares al enamorarse de Don José, la libertad de la alegría y de los sentidos, la conquista de Don José la llevará a medir fuerzas con él desde el primer instante…un hombre que se debate entre la dualidad de ser y de querer ser: con un pasado que siempre lo acosa y un presente que nunca termina de aceptar. 


La libertad de un pueblo desde la transgresión, la resistencia, la lucha… El contrabando en la comunidad, en los niños, las mujeres y hombres, familias expulsadas del sistema, resistiendo, buscando sobrevivir pese  todo y contra todo, con sus propias leyes y miserias.


Carmen liderando a su grupo, la libertad consciente de saberse viva y libre. El enfrentamiento con el destino, la muerte, la finitud y la soledad. Don José siempre condicionado, elige mirando hacia atrás, atado al pasado, vuelve sobre sus pasos en compañía de Micaela que es el canto bello de las sirenas que lo atrapa y lo enreda en sus propios temores de los cuales nunca sabrá liberarse.


El torero siempre presente, amenazador, portador del brillo, de la luz, de la algarabía, del ritual de la lucha, la muerte y el triunfo. Escamillo, la ilusión del éxito, siempre avanza, estudia sus pasos y avanza, sabe lo que quiere y ataca. Sabe que es vencedor y espera, avanza, acciona y sigue. 




Carmen elige, vuela como el pájaro, se detiene, mira, decide ser, enfrenta y paga el precio de estar libre y vive porque ningún cuchillo atravesándola le robará ni detendrá su vuelo de libertad. 
Carmen presente para decir: Soy como soy, embriagada en una libertad visceral, instintiva, que se expande en su entorno. Arriesgada, dispuesta a atravesar el presente y desafiar el futuro, consciente de que el Destino la sigue ahora y siempre y de que la muerte se enfrenta en plena soledad en una lucha que la llevará a conquistar su propia libertad. Nunca Carmen cederá, libre nació y libre morirá.

3 comentarios:

  1. sábado, 29 de marzo de 2014

    MAS ALLA DE ALGUNOS DETALLES, UN BUEN COMIENZO

    Si se tiene en cuenta que en la Temporada Anterior, El Teatro Colón presentó este clásico en una muy buena puesta de Emilio Sagi, y que tres temporadas atrás Buenos Aires Lírica hizo lo mismo, con un audaz trabajo de Marcelo Lombardero, y que aun esta misma Asociación realizara el mismo título en forma de Concierto, no debe juzgarse como menos que osada la iniciativa de volver a realizarlo y con escena en el ámbito casi virgen del Auditorio de Belgrano, cuya sala es mas frecuentada en Conciertos que en funciones de ópera. El producto final merece un aprobado y para que ello haya ocurrido confluyeron diferentes razones a saber, 1º) La austera pero acertada ambientación de Raúl Marego, que con muy bajos recursos tuvo la inteligencia suficiente para el aprovechamiento integral del escenario y derribar la famosa cuarta columna de sala y hacer actuar en los dos últimos actos a algunos interpretes desde fuera del escenario y hacerlos reingresar al mismo a través de los pasillos de la platea. 2ª) La acertadísima iluminación de Ernesto Bechara, el que con solo los focos de luces situados en la parrilla de escenario supo ingeniárselas para realizar una iluminación efectiva. 3ª) En el rubro actuaciones Mariana Rewerski mas actoral que vocalmente, con solidos recursos de escena. Dio el toque de frescura y desenfado que el personaje requiere, aunque en lo vocal su regístro es aún hoy muy blanco para afrontar holgadamente el rol. Aún así, cumplió acabadamente. Enrique Folger, el mejor de la noche, con un Don José de factura sencillamente descomunal, varonil, con presencia, atribulado y atormentado en los dos últimos actos en una faena para el recuerdo. 4º) Un muy interesante Escamillo de Sebastián Angulegui, aún cuando debe mejorarle ciertos detalles, fundamentalmente al estar propenso a la sobreactuación. 5º) El impecable Dancairo de Sebastián Sorrarain tanto vocal como actoralmente. Prestancia y Presencia. 6º) La Maravillosa Frasquita de Ana Laura Menéndez, con un registro sólido, timbre gratísimo y emisión pareja. Muy noble en lo actoral.7ª) El porte, la presencia y la solidez vocal de Claudio Rotella, que dio el trazo justo para componer el rol de Zúñiga. 8ª La acertada decisión de solicitarle a Mariela Daga el vestuario, concebido a partir de una realización suya para una puesta anterior del Teatro Avenida que aquí lució. 9º) la también impecable preparación del Coro a cargo del propio Gustavo Codina, el que mas allá de alguna pequeña imprecisión, sonó muy convincente.10º) la Creación por parte del grupo de un Coro de Niños, dirigido por Patricia González Ocantos, que en el “Bautismo de Fuego” se lució.

    Dentro de los que actuaron de manera correcta, consignemos a Milagros Seijo con una buena actuación como Mercedes y a Sebastián Russo como Remendado, quienes completando con Rewerski, Menéndez y Sorrarain protagonizaron el quinteto del segundo acto, logrando uno de los dos puntos mas altos de la noche junto a la extraordinaria versión del Aria de la Flor, con un Folger inspiradísimo.

    La síntesis final nos muestra un espectáculo muy digno, mas allá de algunos de los detalles mencionados. Esperemos que los próximos espectáculos mantengan el buen nivel al que esta Asociación nos tiene acostumbrados,



    Donato Decina

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  2. Brillante comienzo de una temporada que promete



    Viernes 28 de Marzo de 2014
    Auditorio de Belgrano
    Escribe: Andrés Hine

    Con gran afluencia de público y mucho entusiasmo, Ensamble Lírico Orquestal dio inicio a su temporada 2014 con una muy buena versión de Carmen, de Georges Bizet, en el Auditorio de Belgrano. Se nota en las producciones de la mencionada institución, un marcado progreso, que se percibe en sus realizaciones de estos últimos años. Alto grado de profesionalismo y dedicación por parte de quienes la dirigen, correcta elección de repertorio y elencos y notables puestas en escena, como lo fue, en la temporada pasada Un Giorno di Regno.

    Por cierto esta versión de Carmen fue un buen comienzo, con un nivel de producción homogéneo y atractivo. En Mariana Rewerski se encontró una buena exponente del rol protagónico. Si bien hubiera sido deseable mayor peso vocal, su voz, de registro parejo en toda su extensión, sonó cálida y bella. Actuó con desenvoltura, confiriendo la sensualidad y desenfado que la gitana requiere. Dotada con la physique du rol, se mostró segura y con gracia, dominó la escena y fue una Carmen de gran magnetismo.

    A su lado, Enrique Folger fue un Don José fogoso, con muy buenos recursos, excelente fraseo e infatigable. Sólido en las notas de pasaje y con agudos brillantes, su interpretación del rol apeló directamente al plano emotivo, por el modo en que usó su timbre dramático para mostrar el predicamento del personaje, con el cual dio la impresión de estar completamente compenetrado. Para él fue la ovación mayor, tanto al terminar el aria de la flor como al final de la función.

    En cambio, no cautivó el Escamillo de Sebastián Angulegui. Las exigencias vocales del rol superaron sus posibilidades canoras. Cecilia Layseca fue una Micaela tierna y de gran lirismo, como contrapartida de la protagonista. Muy buenas interpretaciones las de Ana Laura Menendez y Milagros Seijó como Frasquita y Mercedes, al igual que el Remedado de Sebastián Russo y el Dancairo de Sebastián Sorarrain. Todos ellos se lucieron en el quinteto del segundo acto. Claudio Rotella y Alfredo Morales Reig como Zuñiga y Morales, respectivamente se desenvolvieron dentro de un marco de corrección.

    El Coro Ensamble Niños, bajo las órdenes de Patricia Gonzalez Ocantos, aportó una intervención entusiasta. A pesar de ciertas inseguridades en algunas entradas, el Coral Ensamble Adultos, dirigido por Gustavo Codina, realizó una labor de gran personalidad y vitalidad, captando el pulso y la energía de la obra. También fue destacada la actuación del Ballet Al-Andaluz, con dirección y coreografía de Sibila Miatello.

    La Orquesta del Ensamble Lírico Orquesta estuvo bajo la eficaz batuta de Gustavo Codina. Aunque comenzó con algunos pequeños desajustes, fue afianzando su interpretación durante la función. Codina otorgó brío y vivacidad a los pasajes que así lo exigían sin dejar por eso, de dar refinamiento a la textura musical de mayor lirismo.

    En el aspecto visual, resultó muy acertada e inteligente la producción escénica de Raúl Marego, con muy buena utilización del espacio y buen movimiento de solistas y masa coral. La escenografía, también de su autoría, constó de pocos elementos, los suficientes para dar ambientación sin insumir demasiado espacio. También fue acertada la iluminación de Ernesto Bechara y de bella realización el vestuario de Mariela Daga.

    Esta es una versión para ver y disfrutar. Un feliz comienzo de una temporada muy prometedora.

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  3. Sigo compartiendo los comentarios:

    ATRAYENTE EDICIÓN DE “CARMEN”
    Viernes 28 de Marzo de 2014
    Auditorio de Belgrano
    Escribe: Carlos Ure


    Eran conocidas las actividades de la Asociación Ensamble Lírico-Orquestal, que entre muchas otras propuestas, brindó incluso el año pasado varias funciones de “Un Giorno di Regno” elogiadas en estas mismas columnas por nuestro colega Néstor Echevarría. Pero aún así, la producción de “Carmen”, que la compañía presentó el viernes en el Auditorio de Belgrano, con extraordinaria concurrencia de público, no dejó de constituir una gratísima sorpresa debido a la seriedad y calidad del espectáculo, de su armazón y nivel musical. Por otro lado, cabe destacar que habiéndose levantado las tres primeras filas de la platea a fin de ubicar a la orquesta, el tinglado de la sala de Cabildo y Virrey Loreto, aún sin la elemental maquinaria escénica, pareció de excelentes dimensiones para la puesta de una ópera, contando siempre, por supuesto, con un “regisseur” diestro para manejarse dentro de estos condicionamientos.

    Enrique Folger
    Como premisa básica, debe decirse en primer lugar y sin rodeos que la versión de la obra maestra de Bizet mostró globalmente adecuado estilo y carácter. En el cuadro de cantantes, que resultó de llamativo equilibrio, corresponde poner de relieve la labor del tenor Enrique Folger (Don José), quien lució registro potente, homogéneo, límpido y de bien sostenido pasaje alto. Todo ello sumado a su desenvuelto fraseo, meritoria dicción francesa, impecable control y legato (el aria de la flor), permiten pronosticarle por cierto una importante carrera “fuori mura”.

    Sin un caudal demasiado voluminoso, Mariana Rewerski (Carmen) fue de todos modos una protagonista cabal, felina, de atrayente y parejo color vocal y estudiadas y acertadas inflexiones, al tiempo que Cecilia Layseca (Micaela) desplegó una línea lírica atildada, de irreprochable corrección.

    En otros papeles, tanto Claudio Rotella (Zúñiga) como Ana Laura Menéndez (Frasquita) y Milagros Seijó (Mercedes), al igual que Sebastián Russo (Remendado) y Sebastián Sorarrain (Dancairo) cumplieron una esbelta faena: el difícil quinteto del segundo acto, sin ir más lejos, tuvo óptima musicalidad y ajuste. Se oyó en cambio algo pálido al barítono Sebastián Angulegui (Escamillo), quien se limitó a cumplir con su parte.

    La orquesta y la puesta
    Integrada con reconocidos músicos de nuestro medio, la orquesta de la entidad organizadora se manejó con categoría y precisión; pero lo fundamental fue el sello que le imprimió su concertador, Gustavo Codina, fiel, a lo largo de una función que no tuvo desmayos, a las dinámicas y líneas estéticas de la mejor tradición.

    Tanto el Coro de Niños como el de Adultos mostraron belleza y convicción, mientras que las danzas del ballet Al-Andaluz, con coreografía de Sibila Miatello, relucieron con exacta cuadratura y garra telúrica.

    En cuanto a la puesta (la gran incógnita de esta incursión), corresponde afirmar que fue inteligente y exacta en su concepción y movimientos: Ernesto Bechara realizó un trabajo lumínico de apropiada fluidez, Mariela Daga aportó trajes de esmerado diseño y Raúl Marego trazó un cuadro escenográfico de esquemas funcionalmente conectados con el meollo de la acción, esto aparte de su trabajo como cumplido “metteur-en-scène”.

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